Volver

Regresé a Córdoba. A mi ciudad. Al menos la ciudad que considere mía y a la cual respondo cuando me preguntan ¿de donde sos en Argentina? Aunque la pregunta es sencilla muchas veces me resultaba difícil responderla. ¿De dónde es uno? ¿Uno pertenece a un lugar? ¿A cual? ¿Al que nació, al lugar donde viven sus progenitores, al lugar donde vivió mas años y más cercano sintió? ¿A cual?

Córdoba fue la ciudad donde más años viví durante mi vida en Argentina. 25 años para ser exactos. Llegué en el ’94 y me fui sin planearlo «oficialmente» en el 2019. Entonces a la pregunta de cual es mi origen en Argentina, la mayoría de las veces respondo Córdoba. Y no sólo por la cantidad de años vividos, sino por el sentimiento hacia la ciudad. El orgullo de sentirse Cordobés.

Y de acá tambien es mi diagnostico. Mi «bicho» es cordooobés. (haciendo referencia a una forma de llamarlo a la que hizo Juan, un joven activista del VIH en esta ciudad y que me pareció simpática la manera de llamarlo, aunque debo comentar que no pude evitar revisar lo que para generaciones como la mía o anteriores significaba la palabra en sí, y el peso que tenía…)

Regresar a Córdoba, y para una fecha como ésta en particular – 1 de diciembre, Día mundial del SIDA – más allá de lo simbólico iba a representar todo un desafía. Y así lo estoy sintiendo. Básicamente me siento atravesado por un sinfín de emociones de todo tipo desde el mismo momento en que tomé el taxi desde el Aeropuerto hasta la casa de mi prima. Ver que muchas cosas seguian exactamente iguales y que eso empeoraba aún más la situación de lo referencial en mi vida en este momento.

Volver en este momento en particular, con este proyecto en especial sobre temas de VIH no sería cosa fácil, pero; es algo que yo decidí hacer y que debo hacerle frente de la manera más estoica posible. Hace 5 años atrás exactamente hacía público mi estado de persona viviendo con VIH a través de un video en YT y había revisado un par de meses antes todo lo que necesitaba revisar para llegar a esa decisión y exponerme. Hoy siento que esa decisión fue la mejor que pude haber tomado por los caminos a los que me terminó conduciendo. Hoy volver a esta ciudad, regresar a la ciudad donde recibí el diagnostico y recorrer calles u recuerdos de tantas historias me hizo dar cuenta que el miedo puede estar presente siempre, pero que debo recordarme que sigo siendo fuerte y que, cualquiera hayan sido las decisiones del pasado fueron justamente eso, del pasado. Y con las herramientas que tenía en ese momento y que hace años era una persona totalmente diferente a la de hoy y que mañana espero ser diferente también – y para mejor – a la que está escribiendo esto.

Volver no es fácil siempre. Pero siento que hablar de esto me hará bien. Que hacer este pequeño proyecto audiovisual sobre vivir con VIH en entornos sociales atravesados por diferentes realidades va a estar bien, y que me ayudará a conocerme aún más y en paz conmigo mismo, que es lo que al final del día me importa. Después de todo volver a lugares y espacios que están asociados con nuestros recuerdos y experiencias personales puede ser a la vez hermoso y difícil. Y es un torbellino, desde la nostalgia y la tristeza hasta la gratitud y la alegría. Y en todo proceso creativo creo que puede ser útil considerar estos recuerdos y emociones como parte de eso.

Esto no evita que me sienta de la manera que me siento ahora, o que piense que tengo que enfrentarme a un montón de escenarios posibles. Enfrentar el pasado y las decisiones que tomamos en ese momento, especialmente si esa persona fue importante en tu vida, es algo que tiene un peso importante en las emociones que desarrollamos. Y me recuerdo una vez más que las decisiones en el pasado fueron hechas con las herramientas y el conocimiento que tenía en ese momento. Y me hago responsable de eso. ¿Puedo cambiar algo de lo sucedido? No. ¿Debo recordarme permanentemente que las decisiones no son sólo de una parte? Siempre debo hacerlo porque eso me da la perspectiva necesaria.

Es por eso que hay que «volver» permanentemente a revisar todo. Y si hay que perdonarnos una y mil veces, lo haremos, pero tambien si debemos recordarnos una y otra vez que somos personas, que somos humanos, que somos seres en constante evolución y que nos merecemos el perdón y la comprensión, tanto de nosotros mismos como de los demás. Que aceptar y aprender de nuestros errores es parte del crecimiento personal, y que no debemos permitir que esos errores definan nuestro presente ni nuestro futuro.

Volver nunca está mal, si va a ser para estar mejor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *